Y mira que he estado cenando, desayunando o incluso merendando bajo esa cúpula, y es que cada vez que voy me llama poderosísimamente la atención, me quedo con la boca abierta.
Tan impresionante es el entorno que la comida (que para mi es lo más importante allí donde voy) queda relegado a un segundo plano, pero a mi estas cosas me dura un rato, ¡que yo he venido aquí a comer!
Un jugosísimo y variado buffet que hacen que el brunch sea redondo. Marisco, arroces, alguna crema de verduras y variedad de embutidos para ir hincando el diente.
Continuar con un sabroso solomillo de ternera con patata panadera, lubina, algo de pasta y un poco de verdura a la plancha.
Y para finalizar frutos rojos y algo de golosinas como son las nubes rosas con un poco de chocolate, ¡volver a tener 6 años!
Como podéis comprobar parece que en mi casa no me dan de comer, y razón no os falta, no sé como me compré la casa con cocina y no con terraza para montar un huerto.
Resumiendo, un plan de lo más apetecible para esos días de domingo en Madrid. Aprovecha para ir al rastro a primera hora de la mañana y después de hacer hambre pásate por el Ópera Brunch del Westin Palace a disfrutar.
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