martes, 21 de mayo de 2013

Turquía, la puerta entre Oriente y Occidente

La complicada placa turca, cabeza de turco, la cama turca o la ficticia pasión turca, así como el placentero baño turco, o en plan anatómicos, la silla turca. Muchas veces se me ha presentado la palabra "Turquía" en distintas acepciones hasta que el mes pasado, aparte del peso de la lingüística y movido por muchos amigos y conocidos que me habían hablado maravillas del lugar, decidimos ir hasta el país cuyo continente no está definido.




Madrid-Estambul-Capadocia y un buen surtido gastronómico en el avión. Había que calentar motores porque le íbamos a dar zapatilla a nuestro cuerpo en estos días. Eso sí, me faltó el buen té que sirven en Turquía...




Sacando mi "yo" nutricional y no el viajero, tengo que decir una vez más lo importante de los desayunos. No salgas de casa sin desayunar, y al decir "sin desayunar", quiero decir con un café bebido, ¡no!
Como ya os he reñido un poco, os comentaré como son los desayunos por Turquía, al fin y al cabo con tanta variedad, te los compones como quieras, pero alguna diferencia si que había. Queso feta, influencia de sus primos/hermanos los griegos, aceitunas, y como no, el yogur, que todas las mañanas lo mezclaba con cereales como avena, o frutos secos, y una cosa que no puede faltar, son unos huevos a la plancha.




Sí encontré algunas diferencias entre la región de Capadocia y Estambul. En Capadocia no consumen tanto pescado como en la capital, y para muestra un botón. De izquierda a derecha, barbunya (son como alubias ricas y duras), el yogur haydari (estaba bien, pero no es un yogur al uso, sino una crema de yogur con ajo) y kisir que viene a ser un cuscús picante, característica que me encanta.




Aquí un servidor, forofo de los platos de cuchara, disfruté como un enano ya que las sopas y cremas son como los langostinos en las bodas de antes, algo obligatorio. Tandir corba, una sopa de tomate especiada que recomiendo comerla con pan de pita, ¡sí hombre!, esos barquitos que hemos hecho toda la vida en la sopa...lo de monjar el pan, tranquilos que nunca pasó a la historia, sigue estando de moda. Y no sólo había un tipo, ya que abundan las de hortalizas y las que llevan mucho cereal. En España con cereales no he visto muchas, nosotros tiramos más a las verduras o a los tubérculos.

También comimos muska boregi, una empanadilla gigante pelín picante, croquetas de arroz, soslu pilic baget o lo que viene a ser un pollo de toda la vida con salsa.




Eso sí, lo que no faltó fue el café turco, ese café que hay que tomarlo con cuchillo y tenedor o como mínimo puedes leer el futuro en los posos que deja. Pardillo de mi que el primer día le metí el azucarillo y removí el café, hasta que me explicaron que te tienes que meter el azucarillo debajo de la lengua y tomártelo normal. Al segundo día ni azucarillo ni leches, ya tenía el paladar domado.




Ir a Uchisar y sentaros en la terraza a disfrutar de las impresionantes vistas, unas vistas que te permiten ver estas formaciones creadas por los volcanes y que me recuerda más a una película de Disney que la vida real. Eso se ve mucho mejor, si lo acompañas por ejemplo de una cerveza, unas aceitunas del lugar y unos frutos secos.

Y bueno, "dicen" que una experiencia inolvidable es montar en globo...a mi no me convencen, y menos con la noticia de ayer.




Después de 3 días en Capadocia, coger un avión y llegar a Estambul a eso del atardecer, coincidiendo con el último rezo del día y cuando más gente hay en la calle. Ciudad vibrante, activa, donde pasan cosas...¡cómo me gustan estas ciudades! Fuimos directos al puente Gálata donde se juntan un sinfín de restaurantes. Optamos por el restaurante Sirena, con vistas a la Mezquita y a orillas del Bósforo, ¿qué más podemos pedir?




Hombre por pedir, yo pediría la cena (jajaja) que esa tarde no merendé y para mi es imperdonable. Unos boquerones fritos. Allí todo es pescado, plancha y a disfrutar. Recomendación, acompañar la cena del vino blanco turco.




Y hablando de pescados, surtido y variedad lo que tienen en sus mercados, nada que ver con Capadocia que ni lo olí durante esos días.




Cerca de la plaza de Taksim, se encuentra una calle estrecha llena de puestos de fruta, joyas y de lo que te quieran vender. Puesto destacable el de las frituras, donde te puedes coger tu "pescaito" frito al más puro estilo de Cádiz y comértelo por la calle.




Y retomando el tema del pescado como empecé, en el puente de Gálata (visita obligada también a la torre Gálata que está al lado) se congregan un gran grupo de pescadores masculinos a disfrutar de este deporte, no sé si por hobbie o por necesidad, pero el ambiente que hay allí de anzuelos, peces y cañas al atardecer, es de lo más apetecible.




Para los más gastones, el Gran Bazar, una locura en estado puro, un ir y venir de dirham, pero algo que me sorprendió es que no existe el regateo, ¡estos turcos están montados en el dolar! Alfombras, perlas y piel son los productos más vendidos en los mercados o en los bazares. Pero si sois listos, los buenos productos están muy lejos de estos bazares, o en los alrededores sin ir más lejos.





Pero para mi lo más vendido, o lo que más me interesaba, era el Bazar de las Especias. Contrastes de olores y de colores. Canela se puede considerar lo más representativo, y lo que yo me llevé a casa. Aún así creo que estos lugares han perdido la gracia de lo que debieron ser...




Algo bonito, algo diferente (y mira que he visitado Mezquitas), es encontrarte ante la majestuosa Mezquita Azul (en obras), con esos 6 minaretes que parecen salidos de la tierra para proteger lo que guarda en su interior, simplemente estar allí te pone los pelos de punta, aunque seas ateo.





Y cerca de la Mezquita Azúl y Santa Sofía, está el restaurante que me recomendó una turca en el vuelo hacia Estambul, Aloran. Lugar donde ponen una especie de cuencos con ternera dentro que están hechos a la brasa, pero lo más curioso es el momento de romper ese cuenco, un golpe seco y comida servida.
Muy similar a los guisos de ternera que se hacen en España pero más especiada, eso sí, con ese sabor a ahumado.




Y en plena Mezquita Azul me paré a reflexionar no sobre religión, sino sobre la cultura turca. La considero la cultura con más contrastes, y no solo me refiero al aspecto de los lugares, sino de la cultura en sí de las personas.

Pero si realmente queréis reflexionar, o mejor, tener unas vistas alucinantes de Estambul, alquilaros una furgoneta con chofer e iros hasta Café Pierre Loti y tomaros un té.





Calle Sahne, una zona moderna donde se pueden encontrar estos puestos de frutas y verduras tan apetecibles, tan bien ordenador y tan coloridos.
Allí se vendían zumos de naranja, de pomelo o granada (este último muy recomendable). Y ya puestos a hablar de cosas dulces, los postres turcos (muy similares a los españoles) me resultan empalagosos al 100%.




Los turcos son un poco como los americanos pero sin prisas, ellos comen en el sitio y para muestra, esta foto que tomé en una tienda, donde fuera del mostrador tenían una mesa con sus utensilios de cocina.




Donde dimos en diana fue descubriendo este restaurante llamado Alibaba que se encuentra por la zona de la Universidad. Comida a base de guisos como alubias con arroz (de 11 sobre 10) y ternera con arroz (también de 11 sobre 10) y lo mejor el precio, ¡3€ el plato! Por supuesto que fuimos más de un día.




Siguiendo con la forma de ser de la gente turca, me parecen muy amables, gritones como los españoles y muy trafullas pero al fin y al cabo buena gente como nosotros, como unos primos lejanos. Es gente que vive en la calle (influencia asiática). Y ya que son un poco primos y aparte hay que hacer caso al peligroso refrán "donde fueres, haz lo que vieres", pues esos días me dejé bigote para mimetizarme con el lugar.




Otra cosa que me gusta de allí, es el durum, que viene a ser una especie de kebap pero en mi caso la opción elegida fue de pollo. Lleva patatas, remolacha, pollo...recomiendo pedir el de pollo (muy jugoso) y no el de cordero que es más seco. No llega a 2€




Y como se suele decir, "no quiero marcharme sin decir" que un paseo por el Bósforo, en uno de esos típicos barcos repletos de guiris es de lo más relajado tras una jornada intensa de caminata, siéntate atrás del todo y que el viento te de en la cara, cierra los ojos, apóyate en la barandilla e imagínate que eres un sultán, ¡disfruta!

1 comentario: