Quedé con mi amigo y diputado Ildefonso y con mi amigo José Miguel del Ministerio de Agricultura para comer allí. Perdonadme pero yo iba realmente ilusionado, no sé si serán los leones de la entrada o toda la pompa que rodea a ese histórico lugar, pero yo me sentía un afortunado.
El sitio por dentro es acogedor (no es inmensamente grande), ostentoso pero con elegancia, ¡vivan los dorados pero para un rato! Relojes, lámparas, sillerías...mis jóvenes ojos se distraían por cada pasillo que pasábamos.
Y curiosamente llegamos a una sala donde sí, los diputados trabajan, mucho más austera, funcional y como en todos los sitios, con sus termos de café o té, porque un diputado tiene que estar bien hidratado desde primera hora de la mañana y más en verano.
Subimos al restaurante donde todo hijo de vecino/ministro/presidente/cartero coge su bandeja y empieza a hacer el paseillo. He de comentar que unas grandes pantallas visten la entrada al restaurante informando al cliente sobre el menú, los nutrientes, los productos energéticos o las materias primas. Sinceramente Eurest tiene muy buenos PowerPoints. En mi caso comí un salmorejo bastante bueno, pavo con verduras y patatas, muy correcto también aunque quizás la salsa me fallaba. Sandía de postre. Total del convite 9€ por cabeza. Agradecer a Ilde la oportunidad de haber comido en la casa de todos, ojalá que en algún momento de vuestras vidas podáis hacerlo, es vuestro también.
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