Caray, reinvención de lo clásico

¡Tenemos nuevo sitio pijo en la oficina! Situado en pleno barrio de Salamanca, este local con solera decorado por el clásico y contemporaneo Lorenzo Castillo se prevee como uno de los obligatorios de la temporada (liguera o no liguera, pero de la temporada).

Si me tengo que quedar con algo, es con esa maravillosa barra central la cual tienen que empezar a explotar a base de afterworks, por no hablar de los platos-verdura que están colgados en las paredes, ¿pueden ser de originalmente de Portugal? Verde, negro y buena iluminación directa al plato.

Empezamos con un aperitivo a base de salmorejo. Sus taquitos de jamón ibérico, el huevo duro y la cebolla. Un sorbo potente para empezar a comer.

Continuamos con unos perrechicos con virutas de jamón ibérico. Plato que en principio puede ser graso pero que en boca es bastante gustoso y nada pesado, al fin y al cabo los perrechicos es algo "ligero".

Atún rojo con brotes de soja y salmorejo para compartir. Muy bueno, fresco y hecho solo por un lado, lo considero el plato estrella de Caray, simplemente por la frescura del producto y por la forma de hacerlo, ¡un espectáculo!

Y para acabar con el apartado de salados, tartar de ciervo con 3 mostazas. Un tartar, sí, pero no de vaca, sino de ciervo. Carne muy jugosa y acompañada de una oblea de queso. Me gusta la presentación con las diferentes mostazas, en plan cata.

¿Y qué os parece si os digo que de postre queso? En pocos, por no decir en ninguno, he tomado de postre queso, ¡y mira que yo soy de salado! Mahón, uno con vino en la corteza y otro artesano de un pueblo de Lérida (cabra) impresionante.

Buñuelos de chocolate, o explosion en la boca con su café correspondiente. Atención de restaurante con millones de estrellas, gran equipo y muy profesional. Precio en torno a 45€ y el ambiente de corbata y tacón.

Situado en C/ Hermosilla 2, Madrid

Consejo nutricional: El queso como postre (en su justa medida claro), es una opción que poca gente ofrece o elige. Al fin y al cabo es un lácteo que nos gusta siempre tomarlo en forma de tarta y que sepa a dulce, pero yo igual que soy gran defensor del desayuno, ¡me sumo a la defensa de los postres salados!