viernes, 10 de noviembre de 2017

Solar de Samaniego, beber entre líneas

A finales de octubre, en un viaje relámpago a Laguardia, descubrimos las bodegas de Solar de Samaniego. Había oido hablar de ellas, pero hasta que no las ves en directo no sabes de lo que te hablan.

Un día soleado, muy apetecible donde estar en la terraza de un hotel de Laguardia tomando un buen vino y conversando con el resto de periodistas...esto mola, los que me conocéis ya sabéis lo disfrutón que soy.






Tras una comida de picoteo donde rajamos hasta por los codos, decidí descansar un poco y salir a correr. Así soy de friki, me llevé la pantaloneta (como dicen por el norte) y corrí entre viñedos cual Forrest Gump, y la verdad que es una maravilla porque el tiempo que hacía era inmejorable.
Un poco de spa para quedarme atontado, ducha rápida y a las bodejas Solar de Samaniego, donde nos esperaba la entrega de premios de novela, que este año recayó en Rafael Reig.








¡Qué decir de la bodega! Un espacio decorado por Lázaro Rosa-Violán (conocido decorador por hacer obras como Amazónico en Madrid) y con unos inmensos graffitis en los depósitos de vino obra de Guido Van Helten. Un espacio apetecible, frío y cálido a la vez por los libros y por la biblioteca que contiene. Te apetece estar allí sólo, leyendo, y con una copa de tinto en la mano mientras escuchas el silencio en toda esa inmensidad.

Me estoy poniendo intenso, lo sé. Simplemente recomiendo que la vayáis a ver y también que os déis un buen paseo por Laguardia, además ahora con el frío apetece más.   

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