lunes, 11 de noviembre de 2013

Relatos de mi padre Vol.I


Cuando el efecto del monótono desayuno diario (sobre de polvos para ir al baño, kiwi para ir al baño y café con galletas ricas en fibra para ir al baño) se va desdibujando de tu estómago según vas conduciendo y empiezas a notar ese cosquilleo interno que te dice “para en el próximo pueblo y tomate algo urgente”, sin rechistar obedeces las indicaciones de tu organismo, paras el coche, y nada mas entrar en el local, notas un olorcillo de empanada recién salida del horno en un ambiente agradable de gente disfrutando de un cotilleo matutino de televisión, después de haber degustado el café y seguramente algo mas. 
En ese momento empiezas a notar las papilas gustativas que se alborotan y comienzan a segregar saliva, pues no aguantan más sin catar algo, y al fondo del mostrador intuyes por el envoltorio unas empanadas...tu vista se fija como un ave rapaz sobre su presa, y en ese momento escuchas una voz en off de la atenta propietaria que te pregunta, "¿de chorizo o de bonito?" y tu mente se debate en esos momentos entre lo jugoso del tocino y el colesterol del mismo, y al final, en una rápida respuesta como si de un resorte se tratara, le dices: "una de cada", y así tu espíritu trata de compensar el engaño al cuerpo.

Willy

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