Moto aparcada y pitando a comer, que a esas horas hay mucha hambre. Por fuera del restaurante algo atípico, ¡un cartel de Tabacos! Es curioso porque ni tan siquiera pone el nombre del restaurante.
Entrar dentro y transportarte al Berlín actual pero con mucha luz "típical spanish" de la cual carecen los germanos. Una barra de madera que nó se que pudo ser en su tiempo y unos taburetes metálicos.
Si me tengo que quedar con algo sería el suelo con unas formas geométricas y con un colorido que más de uno lloraría por tenerlo en casa. Las sillas (me imagino que al mismo precio que el kilo de oro) me recordaron a las de Zamburiña.
Dejando la decoración de lado, nos tomamos un menú compuesto de 4 primeros y 4 segundos a elegir. Ana y yo nos pedimos el mismo plato, unas berenjenas a la plancha con mozzarella fresca. Muy buenas, todo lo que lleve queso es difícil de hacerlo mal.
De segundo me pedí rabo de toro con zanahoria y acompañado por un puré de patata. Sinceramente no me gustó porque las piezas de carne no eran muy buenas, aún así el guiso no estaba mal hecho y la salsa estaba buena.
De postre tarta de chocolate blanco con guindilla, ¡buah que placer! ese saborcillo a picante. Prácticamente no se nota pero saber sí sabe, y picar también, algo diferente.
La atención correcta, quizás escasa porque sólo hay una camarera y lógicamente la pobre tiene que andar a la carrera. De precio 10€ que incluyen entrante, plato, postre y bebida.
Situado en C/Palma 69, Madrid
Consejo nutricional: Hace tiempo comenté que las guarniciones de unas simples patatas fritas están ya muy vistas, y muy fritas todo sea dicho. Pero no por eso tenemos que renunciar a ellas y comer "verde", hay opciones como los denostados purés de patata que acompañan muy bien a platos con salsa y además son más sanos.
qué vivan las comidas de negocios, en las que intentamos cambiar los hábitos alimenticios de nuestro país...jajajaja!!
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