martes, 4 de diciembre de 2012

¡Vivan los novios en L'Orangerie!

Este fin de semana he estado en tierras catalanas con motivo de la boda de mi amiga Montse e Ignasi (Nacho para los amigos como yo). Tras una boda ex-pec-ta-cu-lar, intentaré ceñirme sólo y exclusivamente a la parte gastronómica, ¡qué dificil!




El lugar no podía ser mejor, L'Orangerie, una masía situada en Tarragona con vistas al mar, donde concurren a pie de casa un gran número de viñedos, algo impresionante a pesar del frío.




Al ser tan tempranera la boda, nos dieron de merendar, o lo que alli se conoce como un "pica-pica". Cortadores de jamón que no falten, esto me aporta confianza, siempre lo digo.
Jamón y pan con tomate a raudales.




El "pica-pica" consistió en una media de 50 tipos de platos diferentes, desde una escalibada fuerte de sabor, salmón con especias, brochetas de queso, jamón de pato con melón, y un sinfín de alimentos varios en formato de "glúcidos", "lípidos" y "proteínas".




Por dentro en el salón, tarjetas de agradecimiento personalizadas a los más de 250 invitados. De verdad, ¿cuándo habéis empezado a organizar la boda?




Después de la inmensidad del "pica-pica", empezamos a cenar, jajajaja. Bol de pan de romesco (yo me lo comí) con suave crema de crustáceos y salteado de langostinos, cigalas, vieira laminada al aceite de trufa y albahaca fresca (la albahaca de 10). Un vino blanco Gessamí D.O. Penedés, siempre fan del Penedés desde que hace unos años Papá Noel me trajo su versión dulce.




Para romper con el siguiente plato, dúo de sorbetes de mandarina y de mojito el cual me encantó por el intenso sabor de la hierbabuena.




Siguiente plato, un solomillo de ternera a la parrilla con pamela de foie y crocante de pistachos con salsa de trufa y mousse de patata trufada. Generosos con el foie, buena carne y amplio surtido de verduras. Esto fue acompañado de vino negro EITAL Reserva del 2004 de la zona de Ribera del Duero. Aqui tuvo que ver Gonzalo (padre de la novia) que se agenció con varias docenas de cajas hace unos meses cuando estuvo de viaje por la zona, buen ojo.




Y para rematar el festín, tarta nupcial "chocolate con gelée de naranja". Nos hizo gracia lo del huevo que no era otra cosa que nata líquida y naranja. El postre suave de textura.
Para el baile una inmensa fondie de chocolate por si algún despistado se había quedado con hambre. Yo siempre entro en ese grupo de "despistados" pero esta vez fue imposible, ¡ni bailando el gangnam style hice hambre!




Como siempre el protagonismo se lo lleva la novia, el novio suele ser el más sufrido porque nadie le dice un piropo, pero claro, viendola a ella, yo me guardo todos los piropos para decírselos a la novia.




Y llegados a este punto, ¡¡¡vivan los novios!!!

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